domingo, 5 de mayo de 2013

Ahora mismo me arrepiento tanto de aquella primera vez, no la primera que te besé, si no la primera que te dije que no, la primera vez que me equivoqué, que no hice caso a lo que quería, la primera vez que la confusión ganó la partida. Si de aquella. Ahora es al revés, supongo que me lo merezco, supongo que te hice daño, te hice ilusiones, pero tu has sabido olvidar, yo no. No olvido cada palabra que me dijiste, cada palabra que te dije yo. Pero tampoco olvido como me usaste después; no, eso tampoco. El problema de decir "usaste", es que la idiota soy yo, tu solo me besaste, pero fui yo la imbécil que siguió con el juego. La que cayó otra vez después de haber dicho ya, "no, esta es la última", la que se dejo llevar, la que decidió arriesgarlo todo y, como no, la que salió perdiendo.
Lo siento, pero no soy capaz de olvidar; y por mucho que haya intentado pasar pagina, cambiar de libro, no me resisto a leerlo otra vez. Quizás sea porque me gustó la historia, porque pese a todo aún sabes hacerme sonreír  porque leerla significa leerte, y es lo único que me queda de ti. Las ruinas de una historia.

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